Cuestión de paladar

Soy de ésos a los que este Toluca no termina de convencer y sé que las estadísticas son brutales, entiendo que la racha de victorias consecutivas en Liga es historia pura y que se está a nada de aspirar al tricampeonato de Copa; sin embargo, comprendo que de poco les debe importar a Cristante y compañía (bien harán), el juego del Diablo no seduce ni embelesa. Digamos que han encontrado en la practicidad su mejor arma.

Sorprende en realidad que con una verdadera pléyade de ‘boxeadores’ en el plantel, el entrenador haya encauzado para bien la testosterona excesiva que varios de los elementos del club llevan acumulando antecedentes en su carrera.

Hoy Toluca manda en la Liga y es el principal candidato a quedar como puntero del certamen, el asunto, lo sabemos bien, es si podrá aguantar esta racha de magníficos marcadores en la Liguilla, el torneo importante por naturaleza en el exótico balompié mexicano que a falta de tres fechas tiene vivos a 16 equipos.

Digamos que la escuadra roja desde hace rato se alejó de los bellos pergaminos que hace unos lustros deslumbraron al futbol nacional y fue ahora cuando Cristante le encontró la vuelta a un plantel que hasta la fecha 7 del presente torneo daba más avisos de desastre que de buenos augurios.

Hoy, Toluca para los ortodoxos fanáticos está para todo, pero quizá para los pocos exigentes de paladar gourmet, uno quiere flores en la mesa y vino caro qué degustar, aún sabiendo que hoy la comida sobra. Porque Toluca ganó a lo De León, a lo Chepo y a lo Tolo. Pero, sin duda, a algunos nos agradaba más a lo Meza o a lo La Volpe. Cuestión de sapidez.