Tigres es moda; no estilo

La icónica diseñadora Coco Chanel explicaba: “todo lo que es moda pasa de moda, el estilo jamás”. Aplica también al futbol y vale detallarlo hoy.

Hay estilos que basta con enunciar al equipo y la época, o al entrenador, para que aparezcan claramente en la memoria del aficionado, para que evoquen sensaciones que provocaron en la cancha, para recordarlos con admiración: desde el Futbol Total del Ajax y la Holanda de Rinus Michels o el Milan de Sacchi hasta el tiki-taka del Barcelona de Guardiola; el jogo bonito del Brasil con Pelé o la perfección de Alemania con Beckenbauer. No todos tienen recuerdo espectacular, hay de todo, Italia es un gran ejemplo: creadores del catenaccio, la mejor escuela para defender al más alto calibre. Todos tienen una herencia: definieron un estilo, les dio identidad y dejaron huella en la posteridad.

En nuestro país sobran casos. Cruz Azul dejó patente en su apodo histórico la forma en la que jugaba en los años 70, como una Máquina, mote que es suficiente para entender su proceder.  ¿Recuerdas la mejor versión del Toros Neza? Un equipo gitano con el que siempre había goles al por mayor y no ganó nada. Las Águilas africanas de Beenhakker eran un show garantizado, pero se fueron con manos vacías de títulos, ni siquiera estuvieron una temporada completa, pero patentaron un estilo. El Toluca de Meza. El Necaxa de Lapuente y de Arias, multicampeones. El Atlante de La Volpe. Más actuales, son pocos, pero hay ejemplos: piensa en el Turco Mohamed y llegará a tu mente un estilo particular. El Piojo está luchando por patentar el suyo.

Y llegamos al equipo más ganador de la década pasada, el que me ha dejado esta reflexión en apenas las dos jornadas que llevamos del nuevo torneo: los Tigres del Tuca. ¿Basta alzar títulos para hacerse de un estilo? Por supuesto que no. ¿Qué adjetivos te llegan cuando intentamos describir cómo juegan los millonarios felinos de Ferretti? Por más que busco alguno positivo, no me convence nada. Insisto: ganadores no es un estilo, queremos encontrar la descripción de lo que juegan en la cancha.

El ejemplo del partido del Azteca ante un mermado América, el sábado pasado, es ideal: aburridos, sin garra, conservador, calculador, esperando el error del rival para tratar de hacer el mínimo daño, nunca valiente, incluso cobarde. Sin hambre. Un tuitero me recomendaba uno que me parece adecuado: aterciopelado, es decir, ‘que produce impresión de suavidad, delicadeza’. Frágil. ¿Ese es el estilo del más ganador de la década, el que debería representar al futbol mexicano por ser el que tiene más títulos de Liga en los últimos diez años? Me rehúso a pensar que así es.

Por eso elijo apoyar a los que practican un estilo que puede dejar trascendencia valiosa a nuestro balompié, a los que harán vibrar al espectador sin importar los colores, sino por la forma en la que juega: Rayados, América, León, incluso los que lo intentan sin grandes resultados, como Morelia o Atlas.

¿Por qué serán recordados los Tigres del Tuca en unas décadas más? Porque fueron los ganadores en esta era, no por como jugaban. Jamás por como juegan. Quizá por el icónico futbolista que lograron fichar y que les ha dado tremendos dividendos: Gignac, tan importante para el esquema que cuando no está, el equipo felino pierde su poder.

Lo de Ferretti y el equipo norteño es una afrenta a los que entendemos al futbol como un espectáculo y no como mero negocio que recompensa al que gana gracias al error del rival o sin intentarlo más que el de enfrente. Lo peor: de nuevo, calificarán a pesar de un inicio pobre y lucharán por otro título, porque así es Tigres, lucha por poco, le alcanza a meterse al final y ahí, la calidad de su plantilla se hace valer, por encima de cualquier estilo que merezca pasar a la posteridad. Así puede ser de ingrato el futbol.

SE TENÍA QUE DECIR...
La aplicación del VAR por parte del arbitraje mexicano encuentra nuevos problemas, no sólo se muestra incapaz de utilizar a cabalidad esta herramienta, sino que ahora se muestra tendencioso, en especial con el campeón, Rayados, ayudado de forma ridícula en las marcaciones a favor ante Morelia. Desde la Final ante América ya daba esta impresión.
...Y SE DIJO.