Opinión

Carlos Ponce de León

Director de Marca, experto en futbol nacional e internacional. En su columna tendrás un análisis veraz y oportuno.

El problema es la indiferencia del rector

2019-01-28 | Carlos Ponce de León
CARLOS PONCE DE LEóN
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El problema de Pumas no era David Patiño, aunque no es el técnico que les iba a devolver la gloria. El problema tampoco son los jugadores, a pesar de que han bajado notablemente el nivel de su accionar de un torneo a otro. Ni siquiera son los canteranos del primer equipo, aunque sean más veteranos que jóvenes. El problema no se centra en las fuerzas básicas auriazules, a pesar de que atraviesan por uno de sus peores baches históricos. El problema ni siquiera es su presidente, quien cree que puede presumir “finanzas sanas” sin tener un peso, ni el interés en comprender y desarrollar lo que realmente significa el espíritu universitario.

El gran problema está más arriba. Hasta arriba: el problema es que al rector de la UNAM le importa un cacahuate lo que sucede en el equipo que representa a nuestra Máxima casa de estudios y en lugar de provocar los cambios que pide a gritos la afición, incluso la gente que trabaja en el club, apapache a un directivo que piensa primero en hacer sonar la caja registradora, sin reparar en el daño que provoca a Pumas.

Algunos miembros del Patronato del Club Universidad han identificado ya el menoscabo que genera Rodrigo Ares de Parga y su poca sensibilidad para mantener los valores de Pumas por encima de sus arrebatos, pero aún no hacen eco en el rector Graue.

El proyecto inicial de Ares de Parga tenía conceptos saludables para Pumas, pero la ambición, el poder, la furia sin freno y la paranoia lo han hecho presa, lo han cegado y conduce a los felinos cerca del barranco.

No ha comprendido aún que un equipo que representa a la UNAM no se puede gestionar como una empresa ‘normal’. Humillar constantemente a empleados no es una forma de liderar, la ilusión de un resultado no lo justifica; lo que ha hecho el presidente auriazul con personal administrativo, técnicos y jugadores en Cantera rebasó ya límites conocidos.

Presumir “finanzas sanas” no puede ser principio y fin para el equipo auriazul. Mentir sobre los estados financieros es peor aún.

Nadie en el Club Universidad ha podido hacerle ver sus errores. Los que lo intentaron ya no están en el equipo. El único que puede corregir el rumbo de Pumas está en Rectoría. Ojalá que sepa verlo a tiempo.

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Marioni se puede quemar

Es cierto que Pumas acostumbra a dar oportunidad a técnicos jóvenes, sin gran experiencia, pero llevar hoy a Bruno Marioni, en medio de crisis deportiva a todos niveles que atraviesa el Club Universidad, es más un golpe mediático que una solución eficaz.

Como se los anticipé en redes sociales: Patiño estaba amenazado, la derrota lo removería del banquillo auriazul. El Barullo estaba apalabrado hace semanas. Se conjugó el resultado.

El año pasado, lo mismo: mientras Patiño se decía seguro, el presidente ya tenía apalabrado a Jaime Lozano. Pero el entonces timonel auriazul salvó el resultado.

Marioni llega con muchas ganas, pero poco respaldo en cuanto a experiencia. Bruno tiene más futuro que presente. Ojalá que me equivoque y el Barullo haga estallar CU como lo hizo con aquellos goles legendarios. Veamos.

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