Un ejemplo de falta de oficio

Lamentablemente, México no clasificó al Mundial Femenil 2019 en Francia. México participó en la Copa Oro para buscar su clasificación en el Grupo A y enfrentó a Trinidad y Tobago, Panamá y Estado Unidos. De los nueve puntos posibles, solamente consiguió tres. Perdió con Estados Unidos (6-0), contra Panamá (2-0) y ganó frente a Trinidad y Tobago (4-1).

Sin embargo, el martes pasado presenciamos una goliza histórica. Una terrible derrota de Tailandia frente a Estados Unidos por 13 goles a cero. Enfatizo que más que un triunfo de las estadounidenses, es una derrota por parte de Tailandia; como a veces decimos en lenguaje coloquial: “No metieron ni las manos”. Ha sido el marcador más abultado en la historia de la Copa Mundial Femenil.

Los que pudimos ver los 13 goles, observamos a un equipo de Tailandia parado, sorprendido, humillado y vapuleado. El equipo de futbol femenil de Tailandia no ha participado en Juegos Olímpicos desde su origen en Atlanta 1996, ni tampoco había estado en un Mundial Femenil. El primero se realizó en 1991. Esta era su primera oportunidad.

¿Cómo puede haber una diferencia tan abismal entre dos equipos en un mismo Mundial?

Me parece que el tema del oficio puede ser un elemento que nos ayude a comprender lo que sucedió. Ante una diferencia tan grande en dos Selecciones nacionales tendríamos que preguntarnos qué elementos contribuyen con este resultado. Propongo que analicemos el tema del oficio.

Por el tema de oficio me refiero al desarrollo de habilidades desde una temprana edad, esto implica condición física, velocidad de juego, planteamiento táctico, cualidades de cada una de las jugadoras y, por supuesto, la experiencia.

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El oficio se desarrolla desde la niñez e implica la práctica deliberada; ese esfuerzo cotidiano de horas intensas en un patrón repetitivo que mejora día con día. Es un proceso en el que se pulen las habilidades, las actitudes, la forma de pensar, la perspectiva del juego y el convencimiento de lo que se puede lograr. No puedo emitir un juicio absoluto sin haber entrevistado a las jugadoras que perdieron, pero podemos notar a simple vista cómo no tenían absolutamente nada que hacer contra su oponente.

Esta es una demostración de que las actitudes y la motivación nada tienen que hacer cuando no se tiene oficio. Es una oportunidad para aclararle a los lectores que la mentalidad de “querer es poder” no es suficiente. La preparación en cada una de las disciplinas a las que nos dediquemos implica un gran esfuerzo que lleva tiempo y disciplina para lograr la perfección y pulir cada detalle involucrado.

Estimados lectores, si queremos tener éxito, tenemos que desarrollar el oficio en lo que hacemos, invertir tiempo y exigirnos un alto nivel. Pidamos retroalimentación sobre nuestro desempeño, busquemos mentores, aprendamos de los mejores y no nos conformemos con el resultado que hayamos logrado, hay que invertir muchas horas de trabajo. Siempre se puede mejorar.

“Revitalízate, vuelve a la esencia de lo que te da el éxito”